1.- INTRODUCCIÓN.
Nos
desplazamos a diferentes fincas, para conocer un sueño de los
agricultores
hecho realidad: un robot de tratamientos fitosanitarios, que realice los
tratamiento fitosanitarios en un invernadero de una hectárea una hora, sin
estar el agricultor presente en ningún momento en el invernadero.
Simplemente
hay que ponerlo en la puerta del invernadero, acoplar la tubería de
tratamientos y luego esperar al robot vuelva a la puerta.
El
robot recibe el nombre de RODFU, de la empresa FITOVICAR y ha sido diseñado y
patentado por Miguel Rodríguez, mecánico de La Puebla de Vícar-Almería-España.
La
máquina surge como una ayuda a los agricultores, por la necesidad de realizar
los tratamientos, sin estar ellos presentes en el invernadero y que sea
factible económicamente.
Este
robot puede evitar las pérdidas que se producen por los virus, en la
agricultura bajo plástico. En un lugar donde la agricultura es tan importante
como en Almería, se estima que las virosis
han llegado a producir pérdidas de muchos miles y miles de euros, en cultivos protegidos.
Después se tomaron las medidas necesarias,
para realizar el robot técnicamente y cómo hacerlo comercial.
Inicialmente
se hicieron dos prototipos, uno para la zona del poniente de Almería-España, y
otro para la zona del levante, enseñándose a los agricultores de las distintas
zonas, las características del robot, así como su funcionamiento.
2.- CARACTERÍSTICAS DEL ROBOT.
El
robot lleva un microprocesador, donde va recibiendo órdenes mediante unas
señales electromagnéticas, según el sitio donde va pasando.
De este modo va
recibiendo unas órdenes y realiza las maniobras adecuadas para cada tipo de
invernadero.
Lleva
un motor de 24 voltios, de manera que en ningún momento suponga un peligro para
el agricultor. Se podría haber hecho un motor de mayor potencia, pero debido a
las altas humedades del invernadero, sería un peligro para el agricultor.
En un
principio se estudiaron distintas velocidades del robot, pero se vio que la más
oportuna era de un metro por segundo, que es más o menos, la velocidad que
tiene un agricultor cuando está realizando un tratamiento fitosanitario.
También
hay que tener en cuenta, que se establece esta velocidad, para
que la planta
reciba bien el fitosanitario.
El
robot es capaz de cambiar de sentido, es decir puede ir por el pasillo central
del invernadero y meterse en un líneo, mediante una señal electromagnética que
se encuentra puesta. Es decir, le dejamos escrito previamente, el camino que
debe tomar para realizar el tratamiento, en todo el invernadero.
Como
cualquier robot, esto lo puede hacer las veces que lo necesitemos, y en tantos
caminos distintos como queramos. Lo podemos hacer girar, volver, detener,
hacerle ir más despacio, etc.
Es
decir, con este tipo de robot, nos podemos adaptar a cualquier tipo de
invernadero (raspa y amagado, multitúnel, arco, etc.), incluso se puede adaptar
a descuadres que pueda tener el invernadero, subir desniveles. El robot tiene
la suficiente información, como para solventar cualquier obstáculo de la
estructura del invernadero.
3.- INSTALACIÓN DEL SISTEMA.
Para
la instalación de los raíles al techo del invernadero, se hizo un estudio
previo de los invernaderos que existes actualmente en la zona del sureste
español, y aprovechando las cordadas de los invernaderos, se hicieron unas
piezas especiales, donde iban cogidas a estas cordadas y
éstas a los raíles.
Los
raíles son de 40 centímetros de ancho por 20 centímetros de alto, y son de
acero galvanizado para resistir las humedades del invernadero. Las ruedas del
robot van cogidas sobre el mismo rail. Llevan una guía donde llevan rodamientos
por la parte de arriba, para suspenderse, y ruedas de goma por la parte de
abajo, para darle la potencia y el giro.
Cada
finca debe tener sus propios raíles, pero el robot si se puede cambiar de un
invernadero a otro. No se puede hacer más de una hectárea a la vez, por la
distancia de la tubería. Si se quiere hacer más de una hectárea la tubería
debería ser demasiado larga. Es decir si por ejemplo se tuviese cinco hectáreas,
habría que cambiar el robot cinco veces.
4.- BOQUILLAS DE TRATAMIENTOS.
El
robot lleva una barra, con boquillas a cada lado. Las boquillas llevan una
inclinación de 45 grados hacia arriba, para que siempre el producto
fitosanitario salga hacia arriba, por el envés de la planta, que es la zona que
nos interesa, ya que aquí es donde se ubican las plagas.
Hay
tres boquillas en cada lado, pero en invernaderos altos se ponen cuatro. Cuando
llega a la punta del líneo, se programa para que se pare tres segundos, ya que
es la zona más susceptible de coger plagas, y luego vuelve hacia atrás y sigue
el tratamiento normal.
La
tubería es una de tratamientos normal, de 10 milímetros de
interior, pero que
tiene una característica, y es que por dentro va el cable de la alimentación
del robot, que ocupa 2 milímetros de la tubería. El agua sirve a su vez de
refrigeración de la electricidad del cable. La tubería tiene 100 metros de
longitud y de esta forma se puede hacer el tratamiento de una hectárea de
invernadero.
El
tanque de tratamientos es el mismo que tienen los agricultores. Aquí no se
cambia nada. Lo único que necesita el agricultor es tener electricidad
monofásica.
La
gota debe ser muy fina, ya que a algunos agricultores les pasa lo
siguiente,
cuando tratan con pistola.
Al
principio, realizan el tratamiento a una presión de 50 atmósferas, por ejemplo,
pero cuando llevan un rato con el tratamiento, están a 20 atmósferas, luego la
gota es muy espesa ¿por qué?. Pues, porque no tienen un regulador de presión.
El
robot, si lleva incorporado un regulador de presión y realiza los tratamientos
a 30 atmósferas. Se hicieron diversos estudios en la Universidad de Almería,
sobre las boquillas que mejor funcionaban, y se llegó a la conclusión que las
que mejor funcionaban eran para 30 atmósferas de presión.
Es
decir, con el robot de tratamientos fitosanitarios RODFU,
se combaten las
plagas de una forma cómoda, rápida y eficazmente sin riesgo para la salud del
agricultor.
Se
hace un tratamiento totalmente homogéneo en todo el invernadero y en cualquier
tipo de cultivo.
Su
peculiar sistema, le permite al robot entrar líneo por líneo, salvando las
antesalas, sin importar dimensiones ni desniveles, llegando hasta el último
rincón de la finca.
Y su
capacidad y autonomía son ilimitadas.
La
instalación de los raíles tiene un coste de 3.000 euros, y la de todo el
sistema, en una hectárea de 5.000 euros.
Cada
vez más, se están utilizando diferentes automatismos y están empezando a surgir robotizaciones, que
hacen que las diversas tareas del agricultor, sean más fáciles y tengan
multitud de ventajas.
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