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lunes, 2 de mayo de 2016

ORQUÍDEAS-SEGUNDA PARTE

5.- CICLO DE VIDA.

1.- Germinación
Las semillas de las orquídeas  se consideraron  estériles,  hasta  que  en  1804  se descubrió que  podían  germinar. Durante   muchos   años,   los  cultivadores   de   orquídeas   ornamentales,  habían  llevado  a cabo  la  reproducción  de estas plantas,  sólo por vía vegetativa.

Las  condiciones   suficientes que  provocan  la germinación  de la mayoría  de  las plantas,  como son,  humedad,  calor y luz,
  no bastan  en el caso de las orquídeas.

Fue  el  botánico  francés  “Noel  Bérnard”, en  1889,  quien  descubrió  las  condiciones   necesarias,   para   que   se  produzca la  germinación  y el  desarrollo  de  estas plantas.

Para que la germinación  tenga lugar, es necesario  el concurso 
de ciertos  hongos   microscópicos   del  suelo, generalmente  del  género  Rhizoctonia, con  los  que  las  semillas  entablan  una relación  simbiótica, denominada  micorrízica.

Muchas veces se identifica el hongo como  Rhizoctonia,  por su aspecto  vegetativo, pero  se asigna  a otros géneros  cuando  se estudia  material fértil.
En la mayoría  de las semillas, el embrión se encuentra rodeado de un tejido nutritivo llamado  endospermo;  en  otros  casos,  las sustancias   de   reserva   se  almacenan   en órganos   especiales   llamados   cotiledones. Estas  sustancias  de  reserva  permiten  que el  diminuto  embrión,  crezca y se desarrolle hasta  que  la  joven  plantita  produzca   sus primeras hojas y raíces.

Las  semillas de  las orquídeas,   que  sólo alcanzan   unas   décimas   de   milímetro  de longitud, carecen  casi por completo  de sustancias de reserva, y de ahí la necesidad  de un agente  externo,
  que  aporte  nutrientes  al embrión  en desarrollo.

Si la especie apropiada de hongo invade la semilla, se establece una relación micorrízica,  quedando rodeada la semilla de  una densa  maraña   de  hifas fúngicas.  En  estas circunstancias,  las hifas del hongo  aportan  al embrión  los azúcares  necesarios  para  su crecimiento,  funcionando  como  pequeñas raíces que absorben  las sustancias nutritivas del medio.

Limodorum  trabutianum
Las micorrizas de  las  orquídeas  no  sólo nutren  a los embriones  en desarrollo, sino que en diversas especies enteramente heterótrofas,   como   Limodorum  trabutianum, que  no  produce   clorofila,  la  planta  está permanentemente  asistida  por  un  hongo micorrízico. 

En  las  orquídeas   autótrofas, la  planta  es  capaz  de  sintetizar suficiente cantidad   de   hidratos   de   carbono   como para mantener una  vida independiente de las  micorrizas, sin
embargo,  el  hongo  que invade   el  tejido  embrionario   a  menudo queda  asociado  a la orquídea  durante  toda la vida de ésta.

Las micorrizas de las orquídeas  son de tipo endótrofo,  lo que significa que las hifas del hongo  viven en el interior de  las células y no sólo en los espacios intercelulares. Se ha observado que  las hifas  crecen  formando  una especie de ovillo en el citoplasma de las células. El hongo se comporta como parásito en las capas celulares externas de la corteza de las raíces, mientras  que  en las internas, la orquídea  digiere los ovillos y aprovecha las sustancias  nutritivas del hongo. 

De este modo, la relación se establece sobre la base de un equilibrio: el hongo  no debe  invadir completamente los tejidos de la orquídea, ni ésta debe  digerir todas  las hifas del hongo. La  resistencia  de  las orquídeas  a   ser destruidas por los hongos  micorrízicos se lleva a cabo, al menos parcialmente,  mediante  la síntesis de fitoalexinas, que inhiben el crecimiento de los mismos.

2.-  Protocormos
Las diminutas  semillas de  las orquídeas  constan   de  una  cubierta  seca  y  dura,  la testa,   en   cuyo   interior   se  encuentra  el embrión.  Este embrión  es extremadamente pequeño,  está  poco  diferenciado  y consta de  unos  cuantos   cientos  de  células  solamente.

Durante  la  germinación,   el  embrión   se hincha  hasta  alcanzar varias veces su volumen,   forma   una   protuberancia  por   una hendidura de la testa y produce  largos pelos protocórmicos.

En esta etapa  el embrión  es un  cuerpo  con  forma  de  peonza,  lustroso y  casi  transparente, de  0,25-0,33 mm  de longitud,  que  porta  una  yema  en  el extremo. El polo basal, es decir, la zona opuesta  a la yema,  está  cubierta  en  sus 2/3 partes de  pelos  protocórmicos,   que  en  ausencia  de la radícula, tienen la misión de absorber  nutrientes del medio.

El término  protocormo fue acuñado por el botánico  francés  Bérnard, para  designar ese  estado  del desarrollo  de los embriones de las orquídeas.

El  desarrollo  es  muy  lento.  Una  semilla puede tardar varios meses en alcanzar el estado de protocormo. A partir de este punto,  el desarrollo  varía considerablemente  de unas especies  a  otras,  dependiendo,  entre  otras cosas,  del  modo  de  crecimiento  adoptado por la planta adulta.

En la plantas con rizoma (Cephanlanthera,  Epipactis, Limodorum), la yema del protocormo  produce  un tallo subterráneo   del  que  nacerán   raíces  carnosas en el  segundo  o tercer año  de  crecimiento, luego, la planta produce  un tallo aéreo  que porta hojas y eventualmente flores.

En  las plantas  con  tubérculos,    durante  el  primer  año,  la  yema  terminal  produce  una  única  hojita  verde.  Simultáneamente se forma el primer  tubérculo,  que  quedará aislado  al  final del primer  periodo  vegetativo  junto  con  la  yema  terminal.  En  este momento el protocormo no mide más que 2-3 mm.

En el segundo  año,  el crecimiento continúa  a partir de la yema terminal. Esta yema produce  un  corto  rizoma,  en  el que
aparecen las primeras  raíces  de  la planta. El  rizoma  se une  al protocormo mediante  una  ancha  base.  En el extremo  del rizoma la yema terminal produce  1-2 hojitas, y bajo tierra se forma  un  segundo  tubérculo  más voluminoso. 

Este  segundo   tubérculo,  también se separa de la planta madre al final del periodo   vegetativo.   Desde  este  momento desaparece la yema terminal y el crecimiento continúa  a partir de una  yema axilar. Se establece   así  un  sistema  de  ramificación simpódico,  y el crecimiento  se sucede  a lo largo de varios años.

 En los primeros años,  el tubérculo  nuevo se sitúa siempre  a mayor  profundidad que el del año anterior. Este mecanismo  asegura que el tubérculo y su yema durmiente,  queden protegidos de la intensa desecación  que sufren las capas  más superficiales del suelo, durante el verano.

3.-  Floración
El  tiempo   que  requieren   las  orquídeas  para   desarrollarse   desde   la  fase  de  protocormo   hasta   el  estado   reproductivo, es con  frecuencia  dilatado.   Las  especies  de los géneros  Orchis y Ophrys, suelen florecer a los 3-4 años de haberse producido  la germinación.

En  muchas   especies,  la  floración  raramente  tiene  lugar
dos  años  seguidos,  sino que   ocurre   en   años   alternos.   Probablemente  ocurra  así porque  en el año  en que florece la planta, gran parte de las sustancias nutritivas se emplean  para  producir  el tallo floral y las semillas, con lo que el tubérculo formado ese año, no acumularía  las reservas suficientes para dar lugar a  un nuevo  tallo floral en el año siguiente.

Si exceptuamos a Spiranthes  spiralis, que abre  sus  flores  hacia  octubre,   las  demás orquídeas    florecen   entre enero   y  julio.  La  especie  más  temprana Orchis olbiensis es  Barlia robertiana,  que  algunos  años  se encuentran en flor a finales de diciembre.

4.-  Polinización
En  general,   las   orquídeas   son  plantas entomófilas,   aunque  no   faltan   especies polinizadas  por  pájaros,  especialmente  en zonas   tropicales.   Familia  de  aparición  reciente,  las orquídeas  evolucionaron en hábitats  en los que ya  había numerosos insectos , a  los que  se adaptaron con prontitud.

En  relación   con   la   entomofilia   deben  entenderse una serie de adaptaciones, entre las  que  cabe  destacar:

1  1    1                        La  simetría  dorsiventral  de  las flores.
2           La  presencia  del labelo,  que  actúa  como  un  posadero para los
insectos.
3       La producción  de  néctar,  a veces almacenado  a  cierta profundidad en espolones  o cavidades  de la flor
4     La existencia de dibujos, manchas o marcas en las flores, especialmente  en el labelo, llamadas "señales  del  néctar".
5     La  producción   de sustancias  aromáticas,  no  siempre  agradables para el hombre.
6    El atractivo óptico de las flores, basado  en colores pertenecientes al espectro visual de los insectos.
Las orquídeas tomas formas y colores de lo más asombroso, para atraer o repeler ciertos insectos o animales.

Los mecanismos  señalados,  suelen actuar agrupados para  crear una  relación insecto-orquídea, de un alto grado de especificidad. La  geometría  y  disposición  de  las  piezas florales, no sólo obligan al insecto a adoptar  una  posición que favorece  su contacto  con el polen,  sino  que  al mismo  tiempo 
determinan que únicamente los insectos dotados  de   una   determinada   estructura   corporal, puedan llevar a cabo la polinización.

Otros mecanismos  de especificidad,  están basados   en  la  fisiología  sensorial  de  los insectos. Así, la composición química de los azúcares del néctar de cada especie, responde a las preferencias  de sus insectos polinizadores.

 Por otro lado, cada  tipo de aroma puede atraer  a ciertos insectos y rechazar a otros. Las señales del néctar y el colorido de las flores, responden también  a la capacidad visual de determinados insectos. Las abejas, que  no  pueden  percibir  el rojo  puro,  son capaces  de ver el ultravioleta cercano.

La especificidad  es particularmente  necesaria en las orquídeas,  si consideramos que el polen de estas plantas, se transmiten en masa y debe asegurarse,  que esta enorme  cantidad  de granos de polen llegue a su destino.

v      Mecanismo de polinización.
a.- Sección transversal de la flor. 
b.- Una abeja explora el espolón buscando néctar. Durante esta
operación,  los polinios  se adhieren  al clípeo.
c.- Una vez que la abeja abandona la flor, los polinios se curvan hacia adelante.
d.- La abeja deposita  los polinios en el estigma de otra flor.
 e.- Detalle de la zona estigmática de Dactylorhiza elata.

Las  flores presentan  una  coloración  variable,  aunque predominan los colores  rosa,  rojo,  violeta y blanco.  Todas las flores muestran  la zona central y la boca  del espolón  moteadas de púrpura. Se  piensa  que  estas  marcas  son guías de  néctar,  es decir, señales  que  indican a los insectos la presencia  de néctar.

5.-  Fecundación
Una  vez que  los polinios  están  en  contacto  con  el estigma,  la masa  de  polen  se divide en tétradas, y los granos de polen
germinan.  Miles de  tubos  polínicos inician su crecimiento.  El líquido estigmático contiene lípidos y carbohidratos, que nutren los tubos polínicos en desarrollo.  La germinación  del polen es un proceso rápido, y suele durar 5-6 días en Orchis y 9-10 en Ophrys.

Los  tubos  polínicos  crecen  a  través  del ginostemo  entre 
tejidos  especiales,  adaptados  a su conducción.  Por  el tubo  polínico viajan dos células espermáticas  masculinas, que junto con el plasma y el núcleo del tubo polínico  se  hallan   constantemente  en  el extremo, pues las partes más viejas del tubo polínico están vacías, separadas a menudo  por tapones  de calosa.

Una  vez formado  el embrión,  las capas externas   del  primordio   seminal  se  secan y  forman  una   cubierta  dura,   la  testa.  A continuación, la cápsula  se abre por fisuras longitudinales,  y el menor  soplo  de  viento arrastra y dispersa las diminutas semillas.
6.-  Dispersión de las  semillas
Gracias  a  su  peso,  que  oscila  entre  0,3 y 0,15  microgramos  y a su pequeño tamaño, las semillas de las orquídeas pueden
  desplazarse grandes distancias arrastradas  por el viento.

Se admite,  que  las semillas de  las orquídeas  pueden   desplazarse  cientos  de  kilómetros  arrastradas  por corrientes de aire a gran altura. En estas corrientes  las semillas permanecen secas, a  baja  temperatura, tal
vez heladas.  Estas condiciones  facilitan su conservación,  pues es sabido  que  las semillas de las orquídeas pierden   pronto   su  viabilidad,   cuando   se encuentran en un ambiente  húmedo  y cálido.

También  pueden   dispersarse  por  medio de  corrientes  de  agua,  ya que  manifiestan una   gran   flotabilidad.   Aunque   es
  poco probable  que las semillas individuales  sean dispersadas por el agua  marina,  a causa  de la toxicidad  de  las sales, sí es posible  que sean  las cápsulas  maduras   las que  viajen por este medio.

En  las zonas  continentales,  la dispersión puede  tener lugar a lo largo de los ríos, o a favor  de  la dirección  predominante de  los vientos.

El número  de semillas por cápsula es muy variable: Cypripedium   alcanza  unas 50.000  semillas/cápsula,  y algunas  especies  de Cattleya tienen  de 250.000 a un millón.
 6.- CLASIFICACIÓN SISTEMÁTICA DE LAS ORQUÍDEAS
La familia puede  dividirse en cinco subfamilias.  A  continuación  se  especifican  las características principales una, y se nombran todos  los géneros  presentes en Europa.  Las categorías  taxonómicas por  debajo  del nivel de  subfamilia,  sólo se nombran si incluyen géneros  representados en Europa.

I. SUBFAMILIA OSTASIOIDEAE
Perianto  casi regular; 2-3 estambres  fértiles; filamentos de los estambres  casi libres; polen en mónadas; ausencias  de polinios; 3 estigmas fértiles. Plantas  terrestres, autótrofas, confinadas  en el espacio indomalayo. 2 géneros,  20 especies.

II SUBFAMILIA CYPRIPEDIOIDEAE
Perianto  zigomorfo; 2 estambres  fértiles y 1 estaminodio
  terminal; fusión casi total de los filamentos; polen  en tétradas;  ausencia  de  polinios;  tres  estigmas  fértiles. Plantas terrestres,   raramente  epifitas,   autótrofas, distribuidas por ambos hemisferios, tanto en zonas  templadas  como  tropicales.  4 géneros, 115  especies.  En Europa  se encuentra representada por el género Cypripedium.

III SUBFAMILIA NEOTTIOIDEAE
Perianto zigomorfo; 1 estambre fértil; fusión total de los
filamentos; polen en tétradas o en mónadas; 2-4 polinios, generalmente sin caudícula, unidos por su extremo superior, raramente séctiles, con retináculo en la mayoría de los casos; 2 estigmas fértiles.

Plantas terrestres, raramente epifitas, auto o heterótrofas. 90 géneros, 1.600 especies.

Epipactis, Cephalanthera, Limodorum, Spiranthes, Epipogium, Neottia, Listera y Goodyera.

IV SUBFAMILIA ORCHIDOIDEAE
Perianto zigomorfo, 1 estambre fértil; fusión completa de los filamentos; polen en tétradas; 2-4 polinios séctiles, unidos por la base, con caudículas y retináculo, pero sin estípite; 2-3 estigmas confluentes.

Plantas terrestres, raramente epifitas, auto o heterótrofas, distribuidas por ambos hemisferios.

70 géneros y 1.900 especies.

V. SUBFAMILIA EPIDENDROIDEAE
Perianto zigomorfo, 1 estambre fértil; fusión completa de los
filamentos; polen en tétradas; 2-12 polinios duros, cerosos o córneos, raramente séctiles, con o sin caudículas, con retináculo, con o sin estípite; 2 estigmas confluentes. Plantas epifitas, raramente terrestres, auto o heterótrofas, principalmente tropicales y subtropicales.

500-600 géneros y 16.000-21.000 especies.

Corallorhiza, Calypso y Liparis.
7.- REQUERIMIENTOS MEDIOAMBIENTALES.

TEMPERATURA.
Las temperaturas que se encuentran normalmente al interior de una casa son adecuadas para cultivar bien los tipos más comunes de orquídeas epifíticas (Cattleya, Phalaenopsis, Phaphiopedilum, Oncidium, Miltonia, etc.). En general, si la temperatura es confortable para una persona, estas
plantas  también lo estarán. Temperaturas diurnas de 18,3°C y 26,7°C y temperaturas nocturnas entre 12,8°C y 23,9°C son las más adecuadas.

Algunas orquídeas, como las Phalaenopsis, requieren la existencia de períodos con diferencias marcadas de temperatura entre el día y la noche, para iniciar su floración. De esta forma, si la temperatura de la casa es constante habrá problemas para estimular la floración, en algunos tipos de orquídeas epifíticas.

Sin embargo, muchas orquídeas son suficientemente resistentes, para vivir fuera de los rangos ideales de temperatura,
aunque pueden ver su crecimiento y floración afectados.

En su hábitat original, las Orquídeas prefieren una luz brillante, pero filtrada. Necesitan buena luz para desarrollar las flores, pero jamás deben ser expuestas directamente a la luz del sol, aunque sea a través del cristal de una ventana.

La solución consiste en protegerlas con cortinas claras y colocarlas, idealmente, cerca de una ventana orientada correctamente.

En invierno, disponer de una buena luz, es lo más
importante para las plantas que están a punto de florecer. A menos que se pueda proporcionar unas 10 horas de luz por día (y preferiblemente 12), no se tendrá garantías de un buen cultivo.

Para crecer y florecer con éxito, las Orquídeas también necesitan suficiente (pero no excesivo) calor y humedad. Aunque conseguir la temperatura exacta hasta el último grado, no es crucial.

        Las Orquídeas se incluyen dentro de categorías de temperatura, pero la mayoría de aquellas que presentamos en este artículo, disfrutan de condiciones de temperatura que van desde frescas a intermedias. Y, aunque también requieren de un poco de aire fresco,
son reacias a las corrientes de aire.

Si están colocadas en el alféizar de una ventana, hay que asegurarse de que la ventana esté bien ajustada, y aparte las plantas de ese lugar en las heladas noches de invierno.

Durante los meses de verano, cuando la tempera exterior es regular, hay que abrir las ventanas, o colocar las orquídeas en el exterior, durante algunas horas, y en un lugar protegido del sol. Una atmósfera húmeda es vital siempre.

Rociar la planta con un vaporizador, también ayudará a mantener la atmósfera húmeda, y la mayoría de las orquídeas se beneficiará de tener sus hojas húmedas, durante la estación de crecimiento, cuando la temperatura es más elevada.

HUMEDAD RELATIVA.
La mayoría de las orquídeas epifíticas, se desarrollan mejor en ambientes donde la humedad relativa del aire está entre 60% y
80%. Sin embargo, el aire al interior de una casa normalmente tiene una humedad relativa entre 30% y 40%. Una casa con calefacción, con muchas alfombras y cortinas, podría llegar a tener una humedad tan baja como del 5%, lo que es inadecuado para cultivar orquídeas.

No se requiere un equipamiento sofisticado, para mejorar la humedad del aire al interior de una casa. Bandejas de tamaño adecuado, llenas con agua y grava, serán suficientes para mejorar la humedad del aire en torno a sus plantas de orquídeas. El agua que se evapore de la bandeja será suficiente para mejorar el ambiente seco de su casa. Sin embargo, hay que asegurarse de que la base de la maceta o las hojas de la planta, no estén en contacto directo con el agua de la bandeja.

         MOVIMIENTO DE AIRE.
Para la mayoría de las orquídeas epifíticas es fundamental que exista un buen movimiento del aire en torno a ellas. En sus hábitats naturales, la mayoría de las orquídeas epifíticas están expuestas a brisas constantes.

El aire en movimiento es benéfico para la salud general de
la planta de orquídea. Ayuda a prevenir diversos problemas de enfermedades y evita la formación de manchas debido a frío o calor excesivos, cuando las plantas están expuestas a condiciones adversas de temperatura.

Se notará que un ventilador pequeño ubicado cerca del área de crecimiento de las orquídeas, entregará condiciones de crecimiento mucho mejores para sus plantas. Sus plantas responderán con un mejor y mayor crecimiento.

         LUZ.
En general, las orquídeas epifíticas no toleran el sol directo sobre sus hojas. Sin embargo, este es el factor crucial en determinar si la planta de orquídea florecerá o no.

Se requiere una cantidad adecuada de luz, para asegurar un buen desarrollo de la planta y una buena acumulación de nutrientes de almacenamiento. Si la planta no se encuentra en un ambiente con una cantidad adecuada de luz, entonces no podrá producir alimentos suficientes (azúcares), para ser utilizados en un ciclo de floración (si no tiene suficiente luz) o será quemada por el sol, y desecada o transformada en corcho por la excesiva transpiración (si tiene demasiada luz).

Generalmente, se puede saber cuánta luz necesita una planta de orquídea, simplemente observando su follaje. Para la mayoría de las orquídeas, se debe esperar hojas de color verde claro.

Al estar expuestas a una cantidad adecuada de luz, las hojas oscurecen un poco su follaje, debido a la mayor fabricación de pigmentos rojizos, que protegen a las hojas de la luz. Esto significa que la planta está funcionando bien y se está protegiendo de las quemaduras en sus hojas. Esta es la situación ideal, para que una planta de orquídea florezca.

Si la orquídea no tiene suficiente luz, entonces los síntomas visibles son:

o   La planta presenta hojas verde-esmeralda obscuras y sin
brillo, pero con un sistema de raíces sano.
  • o   Cada brote nuevo es más pequeño que el anterior.
  • o   Las hojas son laceas y la planta tiene un aspecto débil.
  • o   No florece o produce muy pocas flores.

        Algunos consejos para mejorar la iluminación natural:
  • §  Mover la planta a un lugar con una mejor fuente de luz natural, como una ventana más iluminada.
  • §  Abrir las cortinas de las ventanas cercanas, al lugar donde tenga su planta.

Sin embargo, hay que tener mucho cuidado al cambiar su planta a un ambiente con mayor luminosidad, porque una planta que ha estado expuesta a poca iluminación, por un período largo de tiempo tendrá hojas delicadas, y más sensibles a la luz, las que pueden quemarse fácilmente.

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                                                              GRACIAS.


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