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viernes, 27 de mayo de 2016

NEMATODOS-TERCERA PARTE



Ø Las claves del aumento de nemátodos
Entre las teorías que manejan los expertos para explicar los mayores efectos, que están teniendo los nematodos sobre los diversos cultivos en el territorio de cualquier país, se encuentra la falta de cuidado de algunos agricultores a la hora de desarrollar sus proyectos. 

Y es que muchos no se preocupan de realizar una rotación de cultivos adecuada, generando que aumenten las condiciones para que
estos agentes se desarrollen en el suelo.

Otra alternativa que se baraja es la que se relaciona con el uso de plantas, semillas, materiales, herramientas y maquinarias contaminadas. Cabe destacar que ésta es, una de las situaciones más comunes para la diseminación de distintas plagas y enfermedades en el campo.
Pero los expertos también apuntan a razones más profundas y difíciles de demostrar. Una de ellas está ligada con el progresivo aumento de las temperaturas en el país. Y es que se sabe, que la temperatura del suelo ideal para el desarrollo de los nematodos, oscila entre 20°C y 22°C.

 Por lo mismo, las zonas más peligrosas para la diseminación de los nematodos son aquellas donde hay temperaturas altas y suelos livianos.


“Esto tiene una explicación lógica: hay cultivos que tienen resistencia a nematodos, pero al aumentar las temperaturas de los suelos, terminan por perderla y pasan a ser susceptibles”.

Entre las regiones de Arica, Parinacota y la de Atacama, por ejemplo, se pueden dar temperaturas entre 26°C y 28°C a los 40 cm de profundidad del suelo, lo que en la práctica permite que en ciertos casos, como ocurre con el nematodo Meloidogyne, se den ciclos de desarrollo tremendamente cortos. Esto, en la práctica, significa que habrá mayores poblaciones de estos agentes, dando vueltas.

“A medida que nos vamos más al sur, los ciclos son más largos y las tasas de reproducción son menores. Por lo mismo, los problemas van disminuyendo. Ahora, en la medida que aparecen especies de nematodos , que se adapten a esas condiciones, se pueden ir generando ciertos problemas”.



Ø La acción de los nemátodos
Una de las características que tienen los nematodos es que operan bajo tierra, por lo que en la práctica su acción es un problema
invisible para los productores.

“En general, los productores y asesores, no se preocupan mucho de lo que ocurre en las raíces, ni de los síntomas que pueda expresar la planta aquí.”.

Cabe destacar que a la hora de operar, los nematodos destruyen las raíces, haciendo que la planta se debilite de manera importante, y quede expuesta al ataque de otros agentes perjudiciales, como hongos y bacterias.

“Si se tiene suerte, puede ser que con un programa super intensivo, se pueda eliminar a todos o a gran parte de los nematodos. Sin embargo, también es posible que queden problemas secundarios, los que probablemente harán inviable la sobrevivencia de la planta.

Ø Apostar por la prevención
La mejor estrategia para defenderse de los nematodos es, de lejos, la prevención. Así, se recomienda llevar a cabo una serie de tareas, donde se incluye: utilizar material vegetal (semillas, plantas, estacas, etc.) certificado y elementos como sustratos, bolsas macetas, y/o cualquier elemento para la propagación o manipulación del material genético, libre de nematodos fitoparásitos.

De igual forma, se recomienda mantener un programa de lavado de
las herramientas y maquinarias de uso agrícola, tanto las propias como las provenientes de otros predios.

“Se debe eliminar, especialmente, el suelo adherido a ruedas, discos de arado o cualquier parte de las herramientas y maquinarias que puedan transportar nematodos, desde zonas infestadas a zonas libres de estos fitoparásitos”.

En la misma línea, se propone utilizar material vegetal con
antecedentes de resistencia y/o tolerancia a nematodos fitoparásitos y mantener un programa de monitoreo permanente. Este último punto, es especialmente importante que los  agricultores realicen un examen nematológico, al menos una vez por temporada, en huertos en producción.

En el caso de un proyecto nuevo o de replante, lo ideal será que estos estudios se lleven a cabo una vez por temporada, por al menos 10

años.

“Lo ideal es que el productor monitoree la situación y vea cómo evoluciona. En algún momento ésta se puede descontrolar, lo que llevará a que los índices de nematodos suban de manera importante. En el caso de no contar con números, los productores, no se darán cuenta de la acción de estos organismos, hasta que las plantas se empiecen a debilitar. 

Hay que recordar que muchas veces las plantas pueden soportar , importantes ataques de nematodos, sin evidenciar síntomas aéreos. De hecho, cuando los muestran por lo general, ya es demasiado tarde.

Cabe destacar que los análisis nematológicos, tienen un valor bastante accesible, para la importancia que tiene, el cual puede rondar los 25.000 euros. Esto le permitirá al agricultor, saber lo que ocurre bajo tierra, en un cuartel determinado de su huerto.

Ø La herramienta base
Si bien los productores pueden seguir al pie de la letra cada uno de los consejos especificados anteriormente, siempre existirá la
posibilidad de que algo falle, y se produzca la entrada de nematodos al huerto productivo. Si eso ocurre, se debe tener claro que existen ciertas herramientas que, en mayor o menor medida, servirán para enfrentar a estos enemigos silenciosos.

Una de ellas son los portainjertos, los cuales dependiendo de sus características pueden presentar resistencias a diversas especies de nematodos. De hecho, son varias las especies que utilizan materiales de este tipo, aunque existe una que lleva la delantera por lejos: la uva de mesa. Lo mejor, dicen los especialistas, es que desde que fueron implementados —hace más de 15 años— han respondido de manera tremendamente positiva.
Sin embargo, esta situación podría cambiar en el mediano plazo. Y es que en los últimos años, son cada vez más los huertos puestos sobre portainjertos, que se están viendo afectados por la acción de los nematodos. Esto ha llevado a que muchos productores, después de más de una década, hayan tenido que aplicar nematicidas convencionales, sobre las plantas para aplacar los efectos.

Si bien en la actualidad no existe una explicación clara para esto, una de las posibilidades que barajan los expertos se relacionada, con la
aparición de razas o subtipos de nematodos, que hayan roto la resistencia.

Los nematodos, como cualquier otro ser vivo, tienen la capacidad de adaptarse y presentar en algunos casos una mayor virulencia, la que a su vez depende de la capacidad de estos organismos, de quebrar la resistencia de los portainjertos. Esto, muchas veces, se ve acrecetando por factores ambientales.

Lo concreto es que esta situación le ha planteado un nuevo desafío a la fruticultura: desarrollar nuevos portainjertos que sean capaces de resistir la acción de las nuevas especies de nematodos, que puedan haber aparecido. El problema es que esto no es fácil de conseguir, en especial cuando buena parte de los portainjertos que por estos días se están probando en España provienen de otros países.

Destaca también que esta no ha sido una tarea fácil, pues para
evaluar las características del nuevo material, se deben realizar múltiples pruebas en invernaderos (para que los nematodos cuenten con las condiciones ideales para su desarrollo) y utilizar nematodos que estén presentes en el territorio nacional, y tengan una virulencia marcada. Sólo así se podrá determinar cuáles son los portainjertos más resistentes.

Ø La guerra química
Si la prevención y la acción de los portainjertos falla, el productor inevitablemente deberá acudir a la aplicación de nematicidas, lo que en la práctica. le permitirá bajar la carga de nemátodos presente en la explotación, aunque no eliminarla completamente.

“El problema es que cuando el productor se mete en este tipo de manejos, tiene que tener claro que será por el resto del cultivo, debido
a que estos productos no son capaces de limpiar el suelo, sino que operan como un paliativo”.

Así, se debe tener claro que en el mejor de los casos los nematicidas,  serán capaces de eliminar alrededor del 70% de la carga de nematodos de la zona de aplicación, lo que desde el punto de vista estadístico no es nada de malo. 

Sin embargo, cuando existe una alta presencia de nematodos en un invernadero, el 30% que quedará tras una aplicación exitosa, seguirá representando una cifra importante de agentes para los cultivos.

Otro aspecto que se debe considerar es que los nematicidas convencionales, son productos altamente tóxicos. De hecho, la mayoría de los que existen en el mercado, corresponden a insecticidas de alto poder y sistémicos, por lo
que eventualmente podrían generar problemas de residualidad en la fruta.

“Pese a ello, para los agricultores son productos que todavía resultan efectivos, por lo que seguirán usándolos al menos por ahora. El problema vendrá en el mediano y largo plazo, cuando las regulaciones y los requerimientos de los mercados de destino sean cada vez más estrictos. Por lo mismo, creo que no son productos que tengan una viabilidad más adelante, por lo que se debería comenzar a buscar nuevas alternativas”.
 
De hecho, en la actualidad la misma industria, está buscando nuevas moléculas, que sean más amigables con el medio ambiente, y la salud de los consumidores.


Ø La esperanza biológica
Dentro de las nuevas alternativas que han surgido en el último tiempo, para enfrentar la acción de los nematodos en el campo,
Nematodos parasitados por hongos
destacan los productos de origen biológico, los cuales en general actúan como complemento de los nematicidas tradicionales (mantienen a raya el problema, impidiendo que las poblaciones se sigan multiplicando). 

No obstante, recientemente se ha demostrado que ciertos productos en condiciones determinadas, pueden llegar a reemplazar y eliminar por sí solos la acción de los nematodos.

“La mejor estrategias para enfrentar a los nematodos o cualquier
Bacterias
otro parásito de este tipo es el “Manejo Integrado de Plagas”, lo que implica desarrollar una completa estrategia donde, por cierto, se incluye el uso de nematicidas químicos y también de productos biológicos. Es importante que los productores tengan claro que esto es algo, que se debe evaluar en el contexto de un manejo integral”.

Hay casos, en que se recomienda la utilización de nematicidas biológicos desde el comienzo del proyecto, con el fin de que el producto pase a formar parte del sistema del huerto.

Si bien existen pocos productos de esta gama —la mayoría
corresponde a enraizantes, bioestimulantes radicales y hongos—, algunos de ellos han sido capaces de mostrar cierto grado de efectividad, a la hora de enfrentar el problema.

Así se comercializan  bioantagonistas de nematodos. A esto se agrega la idea de que muchas veces esos productos son probados, con especies de nemátodos distintas de las que se encuentran en nuestro país, por lo que no
resulta extraño que al ser aplicados en territorio nacional, no muestren los mismos resultados que en sus lugares de origen. Otro aspecto que se debe considerar es el mal uso que muchas veces, hacen del producto los agricultores.

“Los utilizan de manera indiscriminada, bajo cualquier condición, como si se tratara de nematicidas convencionales. Esto lleva a que pierdan su efectividad”.

Así, los expertos coinciden en que lo ideal es que este tipo de productos sean producidos, con el fin de que se utilicen estándares de calidad mínimos y se puedan asegurar aspectos básicos como que su
fecha de vigencia sea la adecuada o se haya mantenido la cadena de frío.

Desde hace algún tiempo, se viene trabajando en el desarrollo de nuevas alternativas de origen biológico que, permitan ayudar al control de nematodos en el suelo. Una de ellas se relaciona con el desarrollo de rizobacterias, aisladas de suelos supresivos, las cuales con el tiempo se han ido probando bajo distintas circunstancias con muy buenos resultados. De hecho, ya se encuentran registradas, por lo que pronto podrían salir al mercado.


Ø Costes altos
Es importante saber, que recuperar un cultivo que está  infectado
por  nematodos, es muy difícil solucionar desde el punto de vista práctico. Incluso si se hicieran todos los esfuerzos, resultaría una tarea arduo y tremendamente cara para el productor.

 Y es que se tendría que ejecutar un programa cada seis meses por al menos, tres temporadas, que contemple el uso de nematicidas, estimulantes,
enraizantes y materia orgánica.

Según los cálculos de un programa de estas características, podría alcanzar un costo para el productor, cercano a los 10.000-10.200 euros /ha/año. El problema, es que una vez realizado el plan, se deberán llevar a cabo pruebas, “porque puede ser que éste no haya sido efectivo”.

14.- TOMA DE MUESTRAS PARA DIAGNOSTICO NEMATOLÓGICO.

Para la confirmación de un diagnóstico en campo, siempre será necesario el análisis de muestras de suelo y rces en el laboratorio, que nos permitan confirmar la presencia de los nemátodos   sospechados.  Debido   a   que   los   nematodos   no   pueden   ser   observados directamente  en  campo,  deben  ser  extrdos  del  suelo  o  muestras  vegetales, y  luego identificados y contados al microscopio.

Si el cultivo es vertical, deberán tomarse muestras de
rces y suelo, para confirmar que los nemátodos son la causa del problema. En tal caso, el mejor momento para hacer un muestreo, de las poblaciones de nemátodos en campo, es desde la mitad hasta el final de la estación de crecimiento del cultivo hospedador, cuando los nemátodos están más activos y las densidades son más elevadas.

Cuando el muestreo se realiza previo al cultivo, las muestras deben ser tomadas antes de la siembra,  y  siempre  antes  de  cualquier  tratamiento  con  plaguicidas  o  fertilizantes.  Las densidades  de  nemátodos  obtenidas  permitirán  predecir,  si  los  niveles  en  suelo  son suficientemente altos, como para causar daños a los cultivos y si algunas medias de control son necesarias.

Del mismo modo, estos muestreos predictivos son útiles en cultivos perennes en los que se efectúa un seguimiento regular de las densidades nematológicas, y según los datos decidir en qué momento aplicar los nematicidas.

Para la toma de muestras de suelo se pueden utilizar tanto una    pala,    como    diversos    tomadores especialmente disados.
El tomador de tipo Auger, es de los más utilizados y consiste en un cilindro de unos 2-3 cm de diámetro y entre 20 y 40 cm de longitud, abierto por un lado lo que permite obtener catas de estas profundidades.

El auger se introduce en el suelo hasta la profundidad deseada se gira varias vueltas para cortar un cilindro de suelo y se saca. La columna de suelo se deposita en una bolsa de plástico, con la ayuda de una uña metálica o de madera. En general una muestra se compone de varias catas.

Para evitar errores en la estimación, hay que tomar un mero elevado de catas, en diferentes puntos del campo a muestrear, y agruparlas en una muestra sencilla, en la que se estimará el número medio de nemátodos. La superficie a incluir en una muestra, no debe sobrepasar 2 Ha y debe representar un área homogénea, dentro de un campo según historial de cultivo, tipo de suelo u otras variables.

Fincas más grandes, deben ser divididas en subparcelas y muestreadas separadamente. En general, se recomiendan densidades de toma alrededor de 60 catas por Ha. Y combinar todas las catas, en una bolsa o cubo de plástico, mezclar bien y traspasar aproximadamente 500 cm3 de suelo, a una bolsa de plástico para enviar al laboratorio.

Las muestras deben ser tomadas preferentemente alrededor de las zonas de crecimiento radicular, en general entre 5 y 30 cm. de profundidad, y deben incluir suelo  y  rces. El suelo  no  debe  estar  muy medo ni  muy seco. En  el  caso  de  cultivos  arbóreos, se muestreará la llamada zona de goteo del árbol, en la vertical del borde marcado por la copa de este.

Cuando  tratemos  de  investigar  la  presencia  de  nemátodos  en  material  vegetal,  se seleccionarán trozos del  mismo, procurando que  pertenezcan a  las  partes  afectadas, preferentemente en sus límites con zonas sanas.

Las muestras deben colocarse en bolsas de plástico cerradas para prevenir su  secado, mantenerse a temperatura fresca durante el transporte, y evitar el contacto directo con la luz solar.

Posteriormente cerramos la bolsa, e incluimos nombre y mero de muestra, en una etiqueta dentro de la bolsa, y con un rotulador fuera de la bolsa.

Luego colocamos la bolsa en un contenedor fuerte, para prevenir roturas y enviarlo al laboratorio de análisis, junto a un formulario semejante al siguiente, en el que se debe incluir la mayor cantidad de información disponible,  respecto al cultivo, parcela, síntomas, etc.


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